8/11/08

PAPEL QUE JUEGA ACTUALMENTE EL PSICÓLOGO EN ESTE CAMPO

Lo que se espera del psicólogo en este campo es el estar lo suficientemente preparados para dar, respuestas especifica y eficiente; si somos capaces de asumir, plenamente, los deberes asistenciales hacia un tipo de enfermos cuya sintomatología y terapéutica son tan diferentes a las propias de los adultos.

Implica la aceptación de una responsabilidad psicológica y somática, si completamos al paciente como una identidad bio‑psico‑social, es evidente que nuestro compromiso profesional.

Por otra parte, el entendimiento de las actividades psíquicas, en particular, el descenso de la facultad de atención, la rapidez mental, el pensamiento inductivo, la memoria asociativa, así como la habilidad, afectos, las confusiones y desorientaciones espacio‑temporales debidas a los trastornos neurológicos, la sordera, etc., limitan las posibilidades de discernimiento y aprendizaje. Al mismo tiempo, los trastornos cardiovasculares y respiratorios restringen la tolerancia al esfuerzo y crean situaciones de depresión y ansiedad. Al estado consecuente con las modificaciones anatómicas y funcionales en el sistema respiratorio del anciano, que puede dar lugar, eventualmente, a cambios respiratorios que predisponen a la ansiedad o, si tal tendencia esta presente, a su exacerbación.

Otras veces, son las propias perturbaciones psicológicas del envejecimiento: la regresión de la libido, el aumento de los placeres regresivos, es decir el egocentrismo, reposo, comida, etc. El desprecio de la autoimagen, los sentimientos de soledad, la inutilidad, de renuncia a vivir, que desembocan, frecuentemente, en ancianos inadaptados e hipocondríacos.

La importancia que el conocimiento del proceso de adaptación y aceptación de su estado es muy importante para nosotros los psicólogos ya que con esto tenemos que lograr que el senecto tenga una vida plena en sus últimos años de vida.

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